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Don Pedro Obregozo Senosiain El arte de herrar VIDAL PEREZ DE VILLAREAL os actuales talleres de reparación de vehículos de motor, diseminados por L calles de ciudades y pueblos y a lo largo de las autovías, son los continua- dores de los establecimientos artesanales ((herrero-herrador)),que cuidaban de los cascos de las caballerías, aparejos de tiro, ruedas de las diligencias y galeras ... en los pasados siglos. De esta clase es el pequeño taller situado a la vera de la carretera de Irurita a Berroeta por Zuraurre (Baztán). Tanto el movimiento del personal como el de mercancías se hacían exclusi- vamente utilizando ganado caballar, mular o asnal, y todos los trabajos del cam- po, con esos mismos animales o las clásicas yuntas de bueyes o vacas, según las costumbres y dureza del terreno. Naturalmente, el casco o pezuña de estos ani- males debía cuidarse y protegerse con esmero. La importancia del herrador y de la herradura era, pues, excepcional. El conocido proverbio, proveniente quizás de las campañas de Felipe el Her- moso de Francia en Flandes (principios del siglo XIV), explica la importancia que la herradura tenia en la vida social y politica de cualquier pais: «Por un clavo se pierde una herradura: por una herradura, un caballo: y por un caballo, un caballero. Por un caballero, un campo (una batalla): por un campo, un reino)).' El ((artede herrar)) consisteten forjar y colocar las herraduras en los cascos y pezuñas de determinados animales domésticos, para evitar el desgaste de la subs- 1. Iribarren, José Maria. EL PORQUE D E LOS DICHOS. Madrid, Aguilar, 1956, p. 554.

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