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VIDAL PÉREZ DE VILLARREAL Son muy frecuentes las superficies discoidales adornadas con el símbolo de la cruz, en forma latina o griega; en dos casos, vaciada; total, catorce veces. Las cruces escalonadas, todas latinas, son cinco; se les conoce también con el nombre de cruces calvario. Quince veces se repite el tema de la cruz patada. Se da un ejemplar de cruz pa- triarcal y el monograma IHS en mayúsculas o minúsculas, se repite al menos seis veces. Como ornamentación secundaria se encuentran cuatro veces símbolos que en he- ráldica se conocen como "panelas" y aquí pueden significar directamente corazones, con el simbolismo inherente a ellos al estar situados bajos los palos de la cruz; siete veces, por lo menos, se repiten las estrellas o formas estelares de seis u ocho puntas. Una de las estelas es nominativa, aunque sólo puede leerse el final de la frase o nombre de la casa a que hace referencia, BURU, y no hay más que una fechada, aun- que por desgracia no se puede sefialar la fecha concreta, por rotura de la superficie discoidal. El grupo formado por estas treinta y seis estelas beratarras (no se han tenido en cuenta las dos de Sumbilla procedentes de esta localidad de Vera de Bidasoa), es muy homogéneo dentro de su variedad; no poseen ornamentación medieval simbólica tan frecuente en la estelas del Valle de Baztán, y en cambio adoptan los símbolos más sen- cillos de la cruz y el monograma IHS, sin anillos de Salomón, ni talismanes, ni cruces cósmicas sencillas o ricamente evolucionadas en sus extremos a formas helicoidales o circulares. La estela que lleva grabada la palabra BURU en una de sus caras y la que lleva la fecha y el nombre de MAMA bajo el monograma IHS, son muy parecidas en su forma, tamafio y clase de piedra utilizada; parecen proceder de un taller común dife- rente al de las demás, o por lo menos de una mentalidad artesanal propia de una única mano. Se podría asegurar que ninguna de ellas es medieval, pudiéndolas situar a partir del siglo XVI y bien avanzado. Las estelas de Echalar, villa limítrofe geográficamente con ésta de Vera de Bidasoa, son de los siglos XVII a XIX, siguiendo la costumbre francesa, aunque utilizando for- mas artesanales diferentes; también las de Vera de Bidasoa, limítrofe con Ascain (Francia), pudieron depender del ambiente cultural del otro lado, donde se utilizaron estos hitos funerarios durante esos mismos siglos. Posiblemente, debido al fácil acceso del pueblo a este cementerio viejo, se utilizase como lugar de esparcimiento cuando se inhumaba dentro del templo parroquia1 en el siglo XVIII; y las estelas sufrieron diver- sas roturas, optando el vecindario por retirarlas sin darles la importancia cultural que poseen: forman parte de nuestro rico patrimonio histórico.
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