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VIDAL PEREZ DE VILLARREAL Sabina Carricaburu señala que se decía que ara quitar verru as de las manos o de las rodillas, había que lavarse con agua antes &l amanecer del d ia de San Juan; no especifica si el agua era de la fuente pública o del rocío mañanero. Otra vecina añadió que ella había oído que para quitar las verrugas había que tratarlas con una especie de junco que crece junto a los ríos y que era necesario que no hubiese mordido al junco ningún burro; se les machacaba en aceite y se trataban las verrugas con ello hasta su total desaparición. Quedan algunos recuerdos supersticiosos referentes al pan, alimento base de la familia; se trata siempre al pan con gran respeto y casi veneración; algunos me han indicado ue antes de cortarlo había que hacer una cruz con el cuchillo sobre él, pero 9 sin arañar o o «herirlo».J. Gortari me añadió que era necesario cortar el pan siempre con la mano derecha, aunque uno fuese zurdo. Al dejar el pan sobre la mesa, no se debía dejar el cuchillo clavado o hincado en el pan, era falta de respeto. Si se caían alimentos al suelo, en general se los recogía y si se les podía aprovechar después de limpiarlos, se les aprovechaba. Si caía un trozo de pan, algunos señalan que al recuperarlo, lo besaban e incluso se santiguaban con él antes de comerlo. No lo tiraban nunca. Fiestas con comidas especiales de tipo no doméstico Los quintos han comenzado a reunirse estos años para hacer su comida de hermandad; antes no se hacía nada de esto. Al final de la trilla o de la cocción de una hornada de cal, se hacía una cena; si la calera pertenecía a alguna familia económicamente fuerte (etxalde), la cena corría por su cuenta y acudían a ella muchos invitados, unos cuarenta, la mayoría de ellos por haber participado de alguna forma en la hornada de la cal. Si la familia no disponía de medios económicos suficientes, preparaban la cal junto con otros vecinos en las caleras comunales y entre ellos se preparaban su fiesta en la posada, sin ostentación aparatosa. Durante las operaciones de preparación, cocción y descarga, los individuos que se iban sucediendo en los trabajos, comían a costa de los organizadores y responsables de la calera y se les trataba siempre muy bien. Hasta el año 1970 aproximadamente, no se habían formado en estos pueblos sociedades gastronómicas; a partir de esta fecha han proliferado éstas por todos los rincones del Valle; los cazadores se han agrupado en leno monte en cómodos refugios, utilizados aún fuera del tiempo del «pase de pa f' omas» a lo largo del año, para su recreación y descanso; muchos grupos de amigos han acomodado además locales para sus reuniones festivas; se les llama txoko y generalmente no se admiten mujeres en estas reuniones gastronómico-culturales. Las cofradías que existen en los pueblos no celebran nunca comidas especiales en sus reuniones; tampoco se suelen formar grupos festivos en torno a ermitas o santuarios. En la zona geográfica de influencia del pueblo de Arráyoz no existe ninguna ermita, aunque en sus cercanías se halla ubicada la de San Marcos pertene- ciente a Ciga, pero no se celebra en ella fiesta alguna que implique comidas al aire libre. Puedo citar como romerías de alguna importancia, sobre todo para los pueblos de Arráyoz y Lecároz, las que se hacen a la Cruz de Legate; se erigió esta Cruz con su correspondiente viacrucis, en 1901, y todos los años se acude en romería a su cumbre en la cruz de mayo y en la de septiembre; además de esto, hay otras muchas fechas a discreción de grupos de amigos y familiares que saben unir la práctica montañera con la visita a la Cruz; en estos casos, si se come en el monte, cada grupo familiar se las arregla por su cuenta con bocadillos, fiambreras, etc. ... En las proximidades del Valle se suelen celebrar algunas romerías especiales como la de Arpeko Saindua de Bidarray (Francia), pero adosada a la frontera con
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