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histórica, plenamente consciente. Nos referimos a la posibilidad de captar el hecho histórico en su sin– gularidad y al modo de captarlo. De todos es sabido lo reacia que ha sido la escolástica, sobre todo en alguna de sus direcciones, a aceptar como científi– camente válido el conocimiento de lo singular. Se– guía en ello a la metafísica griega. Hoy están superados estos esquemas abstraccio– nistas . Gran parte de la filosofía actual busca los caminos del conocimiento de lo singular y concreto. Las doctrinas existencialistas y p.er :sonali:stas han elaborado una analítica que quiere introducirse en los caminos recónditos de lo íntimo y personal. Has– ta hemos asistido en España a un gran asalto de acercamiento a lo singular desde la metafísica clá– sica superada. El libro de X. Zubiri, sobre la esen– cia , ha sido este gran asalto. Esencia fue siempre el paradigma de lo específico y universal. Zubiri in– tenta definir en su libro a la esencia como lo típica– mente singular de cada ser. Describir la estructura de esta esencia singular debe ser la gran obra de la metafísica 7 • El filósofo de la historia, H. - l. Marrou , nos hace sentir este problema desde un razonamiento gradua– do. Lo expone del modo siguiente: Un amigo pued a ser conocido en su peculiar singularidad por su pre– sencia . Puede serlo igualmente por una carta que nos envía. También lo podemos conocer si a la vuel– ta de diez o veinte años volvemos a leer la carta. 7. Sobre la esencia, Madrid 1963. 92

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