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literaria. Lo destacan dos títulos que se leen en el índice: "El acceso extrínseco al estudio de la litera– tura" y "El estudio intrínseco de la literatura". Este doble acercamiento, que mutuamente no se exc luye sino más bien se reclama, quiere integrar el doble momento en que se ha desarrollado la crítica his– tórica. Hasta W. Dilthey los historiadores trabaja– ron según las normas preconizadas por el positivis– mo histórico. Es decir: después de comprobar que un determinado hecho histórico estaba plena mente comprobado a través de los documentos, se busca– ba la manera de interpretarlo en función de otr os hechos precedentes o concomi,tantes: influjos bio– gráficos , situacionales, ambientales, etc. ... Al posi– tivismo le pa reció que lo histórico llegaba a ple nitud de ciencia cuando se le podía aplicar la cone xión causal , propia de las ciencias exactas. Contra esta pretensión se levantó Dilthey, ha– ciendo ver que las ciencias históricas deben utiliz ar métodos muy distintos a los métodos de las cie ncias natura les. Esta dist inción fue recogida por los re– presentantes de la escuela de Baden, W. Wilde lband y H. Rickert. Más tarde la fenomenología puso en re– lieve cómo ante todo es necesario ver la obra en sí misma, en su significación y en su sentido. Un ejemplo para aclarar esta gran polémic a: so– bre los métodos históricos. Ante la obra genia l de Cervan tes los métodos histórico-críticos del positi – vismo acumulan datos sobre la psicología del autor, educación, viajes, ambientes, sobre la inmensa ga– ma de sus múltiples experiencias. Y de todos estos . 86
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