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primer lugar la del otro, y de rechazo la propia, que– da anulada o, al menos, desvirtuada 24 • Es cierto que la historia es la gran faena de la libertad. Pero de una libertad consciente en la que la persona asume la responsabilidad de su deber y de su misión. Esta responsabilidad de la propia mis1on es lo que ha puesto en primer término el movimiento per– sonalista que ha surgido potente en estos últimos decenios. Su mente ha sido E. Mounier, en cuya filo– sofía podemos hallar mucho y bueno para la visión de la historia que buscamos . Es cierto que Mounier, más que preocuparse de la histo ria en cuanto pasado, se enfrenta con ella en cuanto presente. Pide a todo espíritu selecto un en– gagement, un compromiso en defensa de la perso– na, amenazada por la derecha y por la izquierda . Al individualismo de la derecha capitalista acu– sa de haber suplantado la figura recia del héroe clá – sico de leyenda por la prosaica y rutinaria del buen burgués. El héroe se enfrentaba con el momento de peligro y con su poder y esfuerzo lo superaba. Des- 24. La conocida frase sartriana: "el infierno son los otros", resume la perspectiva pesimista sobre la persona humana. Su discípula, SIMONEDEBEAUVOIR hace suya es– ta misma perspectiva al poner como lema de su novela, L'invitée. Paris 1943, este texto tomado de Hegel: "Cada conciencia persigue la muerte de la otra" . En Phiinome– nologie des Geistes (ed. HOFFMEISTER,Hamburg 1952, 144), leemos estas frases , fuente de la de Simone de Beauvoir: "lnsofern es Tun des andern ist, geht also jeder auf den Tod des andern". "Ebenso muss jedes auf den Tod des andern gehen, wie es sein Leben daransetzt". 77
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