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que las intuiciones luminosas del sistema bergsonia– no, e igualmente del teilhardiano, puedan hacer de sillares en el edificio de una visión integral de la historia. b) Visión persona/ista No es suficiente, y hasta pudiera ser desorienta– dora, la primera nota que hemos descrito. Esta se– gunda nos adentra más íntimamente en lo humano de la historia, cuyos agentes últimos son personas. Es decir: seres inteligentes y libres . Esto vale tanto del Ser Supremo , que dirige la historia, como de los agentes subalternos, que son los hombres. En este sentido desborda esta nota la anterior . Pues si po– demos hablar de un desarrollo orgánico en la his– toria del hombre, no podemos aplicar el desarrollo orgánico a Dios, sino tan sólo en cuanto ideó un plan con estatuto biológico 22 • Este estatuto pudiera intepretarse en sentido paralelo a la visión matemá- 22. Esta expresión : "estatuto biológico" , pudiera ac larar la Polémica entre los teólogos defensores y adver– sa rios de Teilhard de Chardin por lo que toca a la exi– gencia biológica de la Encarnación como punto omega del desar rollo de la vida. Sí esta exigencia se toma en senti– do estricto, lo sobrenatural de la Encarnación se habría eliminado . Pero si esta exigencia se la ve como punto final de un "estatuto biológico" que Dios mismo ha planeado en un paralelismo admirable entre el orden natural y so– brenatural, las objeciones de los que impugnan a Teil – hard por su naturalismo no parecen ya tener consisten– cia en este punto. Otros, sin duda, quedan más oscuros . (Véase nuestro estudio. ¿Más luz en torno a Teilhard de Chardin? en Augustinus XI (1966) 417-422. 75

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