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ap li ca una depurada crítica fi lológica que culmina en el llamado método histórico-crítico. Ya es ejem– plar que Niebuhr, siguiendo este método, distinga en las historias de Tito Livio tres estratos: el primi– tivo, formado por la épica nacional del pueblo roma– no, el de la primitiva historia de Roma y el de la ficción patrió tica de un período muy posterior. To– davía hoy se sigue utilizando en gran escala este método de los estratos al hacer la crítica de los li– bros bíblicos. Ello prueba que la crítica entró por buen camino en los métodos iniciados por la escue– t.a histórica 6 • Dos reglas se conceptuaban primo rdiales dentro del positivismo histórico: a) Cada hecho debe ser estudiado en su comprobación peculiar. b) Cada hecho debe ser considerado en sí mismo, con eli– minación de todo elemento subjetivo proveniente del punto de vista del historiador. Las ideas eran para L. von Ranke uno de los elementos subjetivos que había que eliminar. Para él son las ideas cosa de filósofos. El historiador debe huir de ellas . La únic ,a idea que debe admitir el historiador es la cer– tificación del hecho o la comprensión de su influjo sobre otros hechos. En su programa de trabajo no cabía nada más. Tampoco nada menos 7 • 2) Aquí llegó la escuela histórica aleman ,a. Pe- 6. Cf. R. G. COLLINGBOOD, Idea de la historia, 155. 7. Utilizamos las mismas fórmulas con las que Or– tega enjuicia a Ranke en el ensayo, Filo sofí a de la histo– r ia en Hegel y la historiología, en Obras Completas IV, 524. 62

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