BCCAP000000000000032ELEC
tamiento irreductible de elementos opuestos que mutuamente se reclaman y se rechazan. Pero con esta diferencia profunda. Que mientras en la dialéctica hegeliana brota siempre de la lucha de contrarios una reconciliación que es al mismo tiempo una superación (Aufhebung), en Kierkega– ard la lucha es tensión perenne e irreconciliable. Nunca un contrario es capaz de eliminar al otro. La lucha de Jacob y el ángel, que se prolonga durante toda la noche sin que haya nunca vencedor ni ven– cido, es el símbolo de este forcejeo dialéctico de fuerzas antagónicas en el que nadie triunfa. En el proceso dialéctico de Hegel todo acaba en ser mediación 2 • Es decir, que cada fuerza en ten– sión prepara una situación nueva en la que la an– terior es superada. Kierkegaard ve en la mediación de Hegel un frío y desolador racionalismo que dice exp licarlo todo. Y sin embargo deja sin explicar lo más decisivo, lo que más nos importa: el tema del hombre, los problemas del hombre de carne y hue– so, que dirá su hermano en la pasión, M. de Una– muno. La dialéctica binaria de Kierkegaard ha hallado en el decisionismo existencial la consecuencia últi– ma. Este decisionismo ha sido usufructuado en la llamada , por este motivo, teología dialéctica, y es- 2. He desarrollado este tema en mi estudio "Me– diación en Hegel y correlación en Amor Ruibal" , en Amor Ruibal en la actualidad. X semana española de Filosofía, Madrid 1973, 487-493. 57
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz