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Mat rimonio, amistad, etc .... , valen sólo en cuanto la lib ertad los va ratificando en cada momento de su decisi ón. Recuérdese que en esta filosofía el valor nunca se le supone dado, sino que se lo va crean– do en el ejercicio gratuito de la libertad. Por lo que toca al futuro, no puede ser objeto de la decisión de l presente porque surge perennemente de la na– da en el ejercicio gratuito de l'a libertad 2 ª. Más tarde, Sartre, en su obra fundamental , Cri– tique de la Raison dialectique, abandona posturas tan radicales. La marcha de la historia, en la que se halla inmerso por sus compromisos políticos, no puede ser entendida desde un decisionismo de pun– tos sin conexión. Es evidente el repliegue respecto de su primera postura. Pero ya la literatura había recogido esta filosofía. En las novelas de Fr. Saga n los per sonajes actúan sin saber por qué, en un de– cis ioni smo de aburrimiento, sin pasado y sin futuro. A. Gide había preanunciado esta visión literaria. Y en el campo de la moral la ética de situación, lleva– da a un radicalismo extremo, opta igualmente por un puro decisionismo. Esta interpretación de la historia humana, como visión lineal, estilo Hegel o como visión pun tual , es– tilo Sartre, puede ser la mejor introducción para comprender en toda su hondura la disputa de Bult– mann y Cullmann sobre teología de la historia. Bult– mann aplica a la historia salutis la concepción de Hei– degger sobre la historicidad , constituída por la deci- 23. L' Etre et le Néant, Paris 1943, 430 ss. 49

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