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do ello se concluye que el ser es constitutivamente his tor ia . El ser es metafísicamente histórico 6 • Dos concepc iones radicalmente opuestas sobre el tiempo aparecen en este momento a nuestro espí– ritu ; la una, exterior o cosmológica; la otra, interior o metafísica. La primera ,. la concepción exterior o cosmológi– ca, es una constante en la línea aristotélica que se prolonga hasta la ciencia moderna positiva. En esta línea, según hemos visto, tiempo e his toria se dis– tan cia n. El tiempo es retorno fijo y constante. La histo ria es lo mudable y t ransitorio . Lugar común es ponderar el sentido antihistór i– co de la metafísica griega. Aristóteles, su máximo representante, relega la historia fuera del campo de la cie ncia por ser incapaz de someterse a un can on o regl a. Tan solo en cuanto presenta _ modelos de realización humana - como hizo más tarde Plutar– co en sus vidas paralelas- puede presentar para – dig mas aleccionadores de ideales éticos cumplidos. Esta visión de la historia va a cristalizar en el lema que Cicerón acuña en la famosa y conocida senten– cia: "Historia , magistra vitae " 7 • Esta desestima de lo histórico , en lo que tiene de más singular y expresivo, se prolonga en el ra- 6. Cf . Ser y tiempo. Segunda Sección, cap . V : Tem– poralid ad e historicidad. México 1951, 428-463 . 7. Cf . R. c. COLLINGBOOD, Idea de la historia, Méxi– co 1952, 31-60 ; L. DuJOVNE , La filosofía de la histo r ia en la ant ig üedad y en la edad media , Bueno s Aire s 1958, 123 SS. 33
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