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ver bien claro- 38 a este Dios debe oír toda alma que tome en sus manos el mensaje bíblico. Es entonces cuando adquiere pleno sentido la fór mula de Heidegger: toda pal abra es ya siempre una respuesta. Pero esa palab ra que es siempre respuesta no es la palabra banal de la calle, ni la pa labra instrumentalizada de la técnica. Es la pala– bra que se ha percibido anteriormente en el gran sile nc io de las almas en el que habla Dios. De este sile nc io, sublimemente locuaz , saben mucho los místicos. Heidegger los ha secularizado. Pero que– da su enseñanza que nos puede iluminar en la com– pre nsión de la palabra bíblica . Sól o en esta comprens ión se hab rán superado los meros esquemas cien tíficos , fi lo lógicos, histó– ric os y cu lturales. Son éstos buenos ayudas de cá– mara. Y muy meritorios. Pero incapaces de introdu– cirno s en la regia donde habla Dios " en espíritu y en verdad". En esta habla el lenguaje de Dios se hac e historia existencial de las almas y de los pue- blos. ':.· HemQS buscado a lo largo de estas páginas los pres upuestos filosóficos de la teología de la histo– ria. Nos parece haber hallado en el último momento un rico filón que debe ser exp lotado en la construc – ción de esta nueva y magnifica catedral del pensa– mient o cristiano. 38. Natur al eza, Hi stor ia , Di os. En to rn o al t ema de Dios , 361- 389. 117

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