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ñalado, resonancias bíblicas, sobre todo del evan– gelio de San Juan 37 • Lo importante para nuestro propósito es que es– ta concepción heideggeriana nos acerca más · que ninguna otra al misterio bíblico de la palabra. Lo corriente es ir de la palabra escrita al pensam iento de Dios revelador. La interpretación heidegge riana nos incita a seguir el camino con t rario, mejor diría– mos circular. Pudiéramos resumir este camin o en la siguiente fórmula: Si la palabra escrita nos acer– ca al mensaje de Dios, es para oír mejor al Dios del mensaje. Sólo así la palabra bíblica será auténticam ent e paiabra de Dios. Quizá en este momento pud ierR ser recogido lo mejor del pensamiento bíblico de Bultmann, al pedirnos una audición existencia ! del mensaje bíblico. Heidegge r nos pide que oigamos al ser, al que !lama fundante. Nosotros, contra el deseo de Hei– degger, ponemos a este ser con minúscula po rque un ser fundante que no sea Dios es tan minúscu lo que no se le puede oír. Pero como el Ser tundante no puede ser otro que Dios-Zubiri nos lo ha hecho 37. Cf. G. MORETTO, L'esperienza religiosa del lin– guaggio in Martin Heidegger, Firenze 1973; R. GUILEAD, Ser y libertad. Un estudio sobre el último Heidegger , Madr id 1969 (Juzgamos estas dos obras muy valiosas en el estu– dio de este tema. En ambas se nos da, además, una se– lect a bibliografía) . Otro estudio de carácter sintético pe– ro sin lograr madurez es el de L. FONTAINE DE VISSCHER, La pensée du langage che z Heidegger, en Revue Phi lop h. de Louvain 64 ( 1966) 224-262. 116

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