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Paul Ricoeur distingue tres niveles en el texto: el lingüístico - estructural, la fenomenología de la pa labra y la ontología del discurso. Dejando a un la– do el primero, al que ya hemos brevemente menta– do, nos parece que los dos últimos se reclaman mu– tuamente para darnos la plenitud de la compren– sión , que los otros métodos pueden ayudar a pre– pararla. Sólo en efecto, el método fenomenológico intuye la palabra en vinculación con la frase para darnos la significación, la comunicación y la expre– sión como un todo. Analicemos estos tres momen– tos, siguiendo a P. Ricoeur. Hablar no es sólo elegir un conjunto de señales , como las que se encuentran en carretera para diri– gir a los transeúntes. Es mucho más; junto con una stgnificació(l l que también la puede dar un cartel anunciador, se da en ella una comunicación de con– ciencias y eri esta comunicación la expresión íntima de las mismas. La significación, la comunicación y la expresión en su forma unitaria es lo que enseña a percibir el método fenomenológico. Unas veces usará la empatía o introyección cuando el objeto se halle lejano de la propia vivencia, como en el caso del santo y el malvado, tan distantes entre sí. Otras veces será la simpatía o coincidencia de sentimien– tos quien nos facilite la comprensión del objeto de– seado. En este sentido son ejemplares las palabras de l K. Jaspers en el prólogo de su obra, Los grandes fi- 112

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