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blia nos remitimos a la obra de H. Zimmernann, Los métodos histórico-críticos en el Nuevo Testamento. Resume lo mucho que se ha estudiado en torno a este problema 26 • Cuatro momentos distingue este autor en su me– todología: el método de la crítica textual, el método de la crítica literaria, el método de la historia de las formas y el método redaccional. Nos parece que el cuarto método, el redaccional, entra ya de lleno en la comprensión del texto. Es decir; pertenece ya al cuarto problema de la gnoseología histórica. Los otros tres métodos han sido los preferidos por la gran historiografía positivista del siglo pasa– do. H. - l. Marrou, el filósofo de la historia que ya hemos citado, confiesa que hizo su ingreso en la Sorbona, a principios de siglo, bajo el signo de es– tos métodos del positivismo histórico. Hoy se ha visto que nos acercan tan sólo a lo exterior de la obra o del hecho histórico que se quiere interpre– tar. Este acercamiento exterior es siempre algo pre– vio , aunque imprescindible, a la comprensión del hecho mismo. Como auxiliares de primer orden en la investiga– ción histórica, los métodos histórico-críticos siguen en plena vigencia. Tan sólo es necesario subrayar lo que ya se está haciendo desde un visión más ple- A. FEDER, F.-M . FLING, v. LANGLOIS-Ch . SEIGNOBOS, etc . En España ha sido también muy utilizada la obra de Z. GARCÍA VILLADA, Metodología y Crítica históricas, Bar– celona 1921. 26. Editado en B.A.C., Madrid 1969. 105

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