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un determinado sentido. Este sentido es el de la gra ndeza nacional. Muy otra es la actitud del inves– tiga dor, comprometido exclusivamente con la ver– dad. Puede enunciar diversas preguntas, partir de distin tas pre-comprensiones. Pero siempre debe ser el hecho histórico quien dé la respuesta. Ante las piedras doradas de esta Salamanca en la que escribo, un crítico de arte hace preguntas muy distintas a las de un l1istoriador economista. E! crítico de arte prodiga epí tetos elogiosos a estos bellos monumentos, encarnación de un espíritu . J. Camón Aznar los llama "joyas de indecible belle – za" 21 • Pero si abrimos el estudio, aparentemente mo– desto pero muy pensado y ponderado de J. Vicens Vives, Aproximación a la historia de España , adver – timos que se hace aquí una crítica severa a este pe– ríodo español. "No hallamos, escribe este historia– dor, ningún capital invertido en el país , ya sea en la bonificación del suelo agrícola, ya sea la consti tu– ción de sociedadés mercantiles ... Esta incompren– sión del mundo capitalista dejó a Castilla desarma– da ante Europa" 22 • No es el momento de dar razón al crítico de arte o al historiador e·conomista. Pero sí de hacer ver que son dos perspectivas con juicios diversos desde pre-comprensiones distintas. Se ha de formular, por lo mismo, la pregunta desde una determinada pre- 21. En Summa Artis , dirigida por J . PIJOAN, t . XVII , p . 176. 22. Apro x imación a la hi storia de España, ed. Sal– vat, 1970, 118. 103

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