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ta de B. Russell, que ha compuesto una histoíia de la filosofía desde su peculiar postura filosófica, es un excelente refrendo. Al enfrentarse con la doble fuente, Jenofonte y Platón, utilizados para inte rpre– tar la filosofía de su común maestro Sócra tes, este filósofo inglés, anti-idealista hasta la médula, opta por el idealista Platón frente al soldado práctic o Je– nofonte, por este motivo tan pertpicaz: "El re!ato de un tonto sobre las ideas de un homb re in teligen– te nunca es acertado, porque insconscienteme nte trasforma lo que oye y es accesible a su entendi– miento. Prefiero que hable de mí mi más enco nado enemigo entre los filósofos que un amigo , desc ono– cedor de la filosofía" 16 • Esta boutade , muy a la in– glesa, descorre el velo de multitud de prob lemas hermenéuticos. En primer lugar pone de relieve la necesidad de la pre-comwensión. Si ei soldado Jenofonte es in– capaz de entende r de filosofía , ¿cómo va a com– prender la muy elevada de su maes tro Sócrates ? Pe– ro además nos previene B. Russell contra las inter– pretaciones que carecen del necesario punto de par– tida de la pre-comprensión. Un ejemplo para aclarar este tema capita l de gnoseología histórica . Durante siglos el pueblo cris– tiano regustó de las páginas del Flos Sanctorum. La crítica despiadada desmochó fríamente muchas de aquellas páginas. Había motivo para la poda. Pero lo extraño es que esta crítica, tan severa con las flo- 16. Historia de Za filosofía occidental I, Bu enos Aire s 1947, 110. 100

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