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-54- 28 DE FEBRERO * * *.- Fr. Hilario de Torrejón (Miguel de la Fuente ). Tomó el há– bito religioso en Salamanca el 9 de junio de 16 35; el año 1649 fué destinado a la misión del Darién . * * *.-F r. Francisco de M•cnasterio (Juan Gonzále z). Vistió el santo hábito en Salamanca el 9 de enero de i 679. * * * .-Fr. Agustín de P ezuela (L,uis Hernánd ez). Fu é recibido en el noviciado de Alcalá el 26 de febrero de 1680 . 1714 **.-F r. Nicolás de Villarrubia (Juan lb áñez ). Nació en 1666 y en– tró en el noviciado de Salamanca el 1 O de diciembr e de 1690. ***.-P. Dionisio de La Calzada. Hizo el n cviciado en 1755 y reci– bió la ordenación sacerdotal en diciembre de 17 63 ; fué Guardián de Esquivias (1799-800) y vivía en 1807. ***.- P. Antonio de San Vicente. Ingresó en la Orden en 1764 y se ordenó de Sacerdo0tr en 1772; fué Vicario de Jadraqu ,e (1779) y Valladolid (17 81) . 1818* *.-MAD RJD: Convento de San Anti crnio. P. Bartolomé de Bé– jar (Pedro Téllez Meneses) . Nació en 17 51 ; vistió el hábito en Salamanca el 24 de agosto de 1775 y recibió la ordenación sa– grada en marzo de 1779. * * * .- P. José de Ereño (Pedro Antonio Beascoa). R ecibió el santo hábito el 28 de septiembre de 18 26 en el nov iciado de Bilba <J. 18 76-79 **.-P. Doming o de Berango. Nació en 1811 y vistió el há– bit ,o· religioso en Bilba o el 20 de abril de 1826. Fué algún tiem– po Vicario de Ru eda (1835), y después de la exclamtración. movido por el deseo de la salvación de las almas, se embaircó para las mision es de Venezuela en 1842. 1930 .-B ILBAO . P. Rafael de Dobres (Gabino Cuesta Mediauilla). Había nacid o en 18 68. y siendo ya Sacerdot e, ingre ~ó en el no– viciado de Bilbao el 26 de noviembr e de 1899. Fué varias veces Vice-Ma estro de novicios y además Guardián de ks conv entos de Mon tehano (1910) y Bilbao (1907, 1928 ); presidía esta última comunidad cuando ocurrió su muerte, que él recibió con grande alegría, cantando letrillas al Sagrado Corazón e invitan– do a los religio ·os que le asistían a que hicieran lo mismo. EJer– ció el ap cstolado sobr e todo en el confesonario, en el que era incansable , haci éndose amar de todos por su sencillez y alegría; en la vida conventual se distinguía por su am,or a la regular ob– servancia.
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