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año 1915, porque "creía que eran cosas ordinarias que sucedían a todas las almas". El 22 de enero de 1903 vistió el habito capuchino en Morcone y recibió su nuevo nombre: Fray Pío de Pietrelcina. Emitió los votos religiosos temporales en esa localidad el 23 de enero de 1904, y los perpetuos, en San Elia en Pianisi el 27 de enero de 1907. Cursó los estudios de filosofía y teología en los centros de formación que los Capuchinos de la Provincia de Foggia tenían en San Elia en Pianisi, San Marco la Cátola, Serracapriola y Montefusco; y, en su camino hacia el Sacerdocio, recibió las Órdenes Menores en Benevento el 19 de diciembre de 1908, el Subdiaconado dos días después, el 21 de diciembre, en la misma ciudad, el Diaconado en Morcone el 18 de julio de 1909, y la ordenación sacerdotal en Benevento el 10 de agosto de 1910, después de haber obtenido de la Sagrada Congregación de Religiosos la dispensa de nueve meses de la edad requerida , en documento del 1 de julio de 1910. Una enfermedad misteriosa - para los médicos y para él mismo: "Yo ignoro la causa de todo esto. Y en silencio adoro y beso la mano de aquel que me hiere", escribió a su Director espiritual en carta del 26 de mayo de 191O - le obligó a dejar el convento y buscar el clima y los aires de su Pietrelcina natal desde los primeros meses del año 1909 hasta el 17 de febrero de 1916, fecha en que se incorporó a la Fraternidad capuchina de Santa Ana de Foggia. En estos años, sus penitencias, sus largas horas de oración , su lucha denodada contra los ataques, más violentos si cabe que en etapas anteriores, de Satanás, los fenómenos místicos antes citados que se repetían y a los que hay que añadir la "coronación de espinas", la "flagelación", las "llagas" en su cuerpo desde el mes de septiembre de 1910, que, ante sus ruegos insistentes al Señor, permanecieron por unos años invisibles ..., le prepararon para cumplir su "grandísima misión"; misión que ya se le reveló en el año del noviciado y a la que hará alusión en una carta de noviembre de 1922 a su hija espiritual Nina Campanile: "Pero Tú, que me mantenías oculto a los ojos de todos, tenías confiada a tu hijo una grandísima misión que sólo se nos ha dado a conocer a Ti, Dios mío, y a mí". 6

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