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"Hombrede sufrimiento" La vida del Padre Pío estuvo marcada por el sufrimiento. Más aún, aunque nos resulte incomprensible, el Padre Pío amó el sufrimiento, pidió a Dios la gracia de sufrir, y el sufrimiento fue - son sus palabras - "Mi alimento diario, mi ¡delicia!" . A cierta persona que le comentó: "Padre, tú amas aquello que yo temo", respondió el Padre Pío: "Yo no amo el sufrimiento por el sufrimiento; lo pido a Dios, lo suplico por los frutos que me aporta: da gloria a Dios, me alcanza la salvación de mis hermanos en este destielTo, libra a las almas del fuego del purgatorio, y ¿qué otra cosa puedo desear?". Y deseó el sufrimiento, sobre todo, para identificarse con Cristo: "Sí, yo amo la cruz, la cruz sola, porque la veo siempre en las espaldas de Jesús". Imposible presentar la lista completa de los sufrimientos del Padre Pío . Enumeremos sus múltiples y misteriosas enfermedades : "No te entiendo, no sé qué hacer contigo", le dijo el médico cuando el joven capuchino no había cumplido todavía los 25 años; sus continuos ayunos; su trabajo extenuante en el confesonario; sus largas vigilias de oración por le!noche; y, sobre todo, las "llagas" en sus manos, pies y costado: "¿Qué creéis que Jesús me las ha dado para simple condecoración o qué?" , respondió al que le preguntaba si le producían dolor y molestias. Pero más dolorosos que los físicos fueron sus sufrimientos morales: Ante todo las "llagas", que le causaban, como confesó a su Director espiritual, "una confusión y una humillación indescriptible e insostenible"; las visitas médicas para examinar sus "llagas", impuestas por las Autoridades eclesiásticas y de la Orden capuchina; su aislamiento de los fieles y la prohibición, durante más de dos años, de todo ministerio sacerdotal, a excepción de la Misa que, como ya se ha indicado en otro lugar , debía celebrar en privado; las calumnias gravísimas contra su persona y su ministerio; las "violentas y asiduas" tentaciones contra la fe, la esperanza y la pureza; y, sobre todo, el fenómeno místico de la "noche obscura", que le acompañó durante casi toda su vida y le llevó a escribir: "Preferiría llevar mil cruces y hasta me sería dulce y llevadera toda cruz, 17

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