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Cuando iniciamos nuestra actividad pro fesional en el hospital «Franklin Icho», en mayo de 1970. el paludismo podia conside tarse erradicado del bajo Napo ecuatoriano. Hacía algún tiempo, tras el programa bien trazado por el Dr. Juan Montalbán Cornejo sobre »erradicación de la Malaria en el Ecua dor los equipos de Malaria habían puesto en marcha los distintos aspectos del programa gracias a el no se presentaban casos positivos en el Na1x). El programa de erradicacion de la malaria se dividía fundamentalmente en dos secciones: una, con una acción semestral de rociado con DI)T, trataba de atacar al vector de la enfer medad: otra, pretendía detectar los casos de paludismo a través de puestos de tomas de muestras sanguíneas de los casos sospechosos la ingestión tic cuatro comprimidos de ara lén. Dichas tomas eran enviadas al Puyo, de donde regresaban los resultados aproximada— mente al mes y en ese momento. caso de que el resultado fuera positivo, el paciente era sometido a un tratamiento radical de la enfer medad. El nivel de colaboración de la pobla ción era incompleto, sobre todo para la acción de dedetización. que conlleva molestias para los habitantes de las casa.s y un porcentaje alto de mortalidad de animales domesticos Este programa había resultado ehcaz du rante la época reseñada mantuvo su eficacia hasta el año 1972. en que surgio el primer brote palúdico importante en el bajo Napo. Brotes palúdicos En junio de 1072 se presentó en el hospital ui. niño de cuatro años con un cuadro febril mtenso y esplenomegahia discreta. La gota gruesa real iiada mostraba abundantes ksrmas de Plasmodium vivax Al día siguiente vimos j—*I. El río N apo se ha convertido un .i vez mis en la actual dad —j unjo 1 )S4— en una importan tc arca pal udica 78

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