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La tarde del 5 de junio el muchacho se siente mal con molestias en su abdomen y, al regresar a su casa, frente a Nuevo Rocaftierte, en la comunidad llamada Martinica, pide a su madre que le de algo que le pueda calmar. Concretamente desea algo fuerte y se empeña en tomar un traguito de «colonia». La madre, que se siente incapaz de contrade cir a su hijo y que ignora la composición de la bebida, se lo da. A tra vés de su boca y camino de sus intestinos viajan unos cuantos centí metros cúbicos de alcohol metílico, que es el que algunos fabricantes de colonias baratas emplean en su elaboración. Poco rato después Angel se retuerce entre dolores insoportables y, asustados, le embarcan en una canoa y aparecen en el hospital a las dos de la madrugada. El chico está inquieto y se le ve mal. Su tensión arterial no sube de 7 cm la máxima. El vientre se le distiende y experirnenta dolores lancinantes en extremida des. Grita y no se le pue de sostener. Su grupo sanguíneo coincide con el de sus tres hermanos Se prepara una transfusión de 400 cm, pe ro su estado de shock ape nas mejora. A las 7 a.m. una ur ticaria aparece por todo el cuerpo. Nueva transftisión isogrupo a las 8 a.m. sin resultados. A las 11 horas entra en coma y hay profusas hemorragias por boca. El shock se hace más inten so y a las 11,25 fallece. Los hermanos están cabizbajos y comprenden que una grave intoxica ción ha sido la causa es túpida de la muerte de su hermano. Están conscien tes de que la toma de la colonia está en la raíz del 71

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