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oscura, achocolatada, a veces con sangre. Habían intentado su cura ción, sin resultados y alguien les había informado que esa enfemiedad era tratada con éxito en nuestro hospital. Un simple examen del esputo permite sospechar la enfermedad y una simple exténsión de este material entre dos láminas ofrece al microscopio una visión clara de los huevos. que produce el parásito responsable de esta dolencia. A los pocos minutos de su llegada el niño y sus padres se incli naban sobre el ocular del microscopio para ver un campo llenos de pequeños huevos operculados, de color marrón. Yo me permito pre sentar la visión con un aumento bastante grande para que les impre sione más. Me interesa que los pacientes y sus familiares conozcan el motivo de su enfermedad y se animen posteriormente a tomar las medidas necesarías para evitarla en adelante. -Sr. Segundo, lo que ve son huevos de un pequeño parásito que se encuentra en el pulmón de su hijo. Tiene forma de un grano de café y mientras vive en el pulmón lo está, de alguna manera, destruyendo. Ese parásito se llama «Paragonimus». Quédese tranquilo porque su hijo se curará de esta enfermedad y el parásito se destruirá. -Victoria, mira, es increíble, le decía Segundo a su mujer, mien tras le cedía el puesto frente al microscopio. -Déjeme que les cuente la vida de este parásito para que com prendan cómo se ínfectó su hijo. Evitar esta enfermedad es la cosa más sencilla del mundo, tina vez que se comprende donde y cómo vive el Paragonimus. Y mientras las hermanas realizaban los trámites para la hospita lización yo me entretenía contándoles la vída y milagros de este pará sito que cubre un ciclo biológico sumamente complejo para su super vivencia. Les hablé del pequeño caracol que recibe al parásito recién salido del huevo, en las pequeñas quebradas donde los mamíferos, que padecen también la enfermedad, escupen y defecan. En ese pequeñísi mo caracol el parásito sufre tina serie de transformaciones y, cuando ha llegado al final de su edad infantil, sale para nadar, en el agua y penetrar en un pequeño cangrejo, que también vive en las mismas quebradas. En el interior del cangrejo el parásito se desarrolla un poco más, se convierte en un joven gusano que se llama metacercaria. En ese momento está ya en condiciones de invadir los pulmones de un mamífero, si éste se come al cangrejo; entonces la metacercaria atra viesa la pared del estómago y emigra hasta los pulmones. Allí vivirá durante años, mientras el mamífero se defenderá envolviendo al pará sito en un pequeño quiste que lo aísle. Pero aún así, el parásito traba jará usando el tejido pulmonar para su nutrición, dañando y realizando 66

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