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Realizarnos una extirpación del apéndice, liberación de adherencias, impregnación de la cavidad abdominal con cloranfenicol y cierre abdominal. Se mantuvo sonda nasogistrica y vesical cuarenta y ocho horas. El postoperatorio fue normal. La movilidad intestinal se inició a las cuarenta y ocho horas y el niño fue dado de alta a los diez días. Durante varios años, cuando el niño me veía en mis vistas a su casa, me saludaba desde lejos, pero, al acercarme, huía como si viera al diablo; ¡tanto le había molestado en el hospital!. PERFORACIt)N INTESTINAL POR RAYA enero, 1984 Eran las dos de la tarde cuando me avisaron: había llegado una enfermita al hospital, desde el Aguarico. Cuando llegué, en la salita donde realizamos curaciones y da mos los tratamientos de constilta externa, me encontré con Angel y Eva, a quienes conocía desde hacía años, residentes en Boca de Cu yabeno, a unos 300 km de Nuevo Rocafuerte, en el río Aguarico. Traían en brazos a una preciosa niña de cuatro años. Sus ojos bien abiertos, fijos; respiraba superficialmente, no lloraba, pero, evidente mente, no se encontraba bien. Llamaba la atención su vientre distendido, su palidez y un brillo especial en su rostro: se adivinaba su cuadro febril. -,Qué ha pasado, Angel?, -Doctor, ayer, a las It) de la mañana, la niña estaba jugando delante de la casa, en la playa y, de pronto, dio un pequeño grito y comenzó a llorar. Se agarraba el vientre. La mamí fue corriendo a ver qué pasaba y vió que tenía un pequeño agujero en el vientre; por él salía como agua sangre. Después el vientre se le comenzó a hinchar y nos asustamos mucho. No sabíamos qué hacer. Nos pusimos a buscar canoa y combustible y, ya casi de noche, salimos para aquí. Navega mos de noche. Después, cuando amaneció, pudimos ir un poco mís aprisa. Nos ha costado mucho; el río estaba muy bajo. Yo miraba ese abdomen distendido, el bello rostro de la niña, los signos de su estado febril. -Vamos a examinar ese vientre. Por favor, Eva, ponla sobre esta camilla y veamos qué pasa. No existían ruidos hidroaéreos en el vientre y una gran cantidad de gases ocupaba todo el abdomen. La herida era muy pequeña, situa da cerca de la línea media, en la parte izquierda del abdomen, a 2 cm por encima del ombligo. En ese momento salía un líquido sanguino lento, en escasa cantidad. 59

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