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detuvimos más minuciosamente en el diálogo informativo y en el examen de la paciente. Existía un dolor selectivo en fosa renal izquierda y en puntos ureterales izquierdos. Existían cilindros granulosos en el sedimento de la orina y, dato muy llamativo, su tensión arterial era alta: 16/10. Iniciamos una antihioterapia adecuada para el cuadro clínico y medi cación para su hipertensión. Pero el cuadro continuó igual. Una prue ba con tuberculina dio positividad çlara y, no teniendo otras posibili dades diagnósticas, programamos un tratamiento antituberculoso. El 7 de noviembre mostraba una imagen hipertensiva constante, apenas controlable con la medicación. Cuando el día 8 de noviembre realizamos una urografía descen dente nos encontramos con la imagen neta de un riñón atrófico, muy reducido de tamaño, con un pequeño nivel de filtración urinaria. Ese riñón se considera un riñón hipertensivo, con alteraciones del sistema renina-angiotensina. La única indicación terapéutica es su extirpación. Dialogamos con su esposo y le comunicarnos la necesidad de realizar una extirpación de riñón, una nefrectomía, en Quito. Bolívar lo comprendió bien y se dispuso a realizar el viaje. En aquel tiempo iniciaba sus viajes semanales una embarcación grande, con cubierta e, incluso, con algún camarote; se llamaba «Zulema». El capitán del barco ofreció a la paciente su propio cama rote y el matrimonio pudo viajar con un mínimo de comodidad. El Hospital Eugenio Espejo, en Quito, confirmó el diagnóstico y, tras una preparación adecuada, se realizó la nefrectomía. El portoperatorio mostró una imagen ten sional comp letamen te normal. Dos semanas después la paciente regresaba a Nuevo Rocafuerte; los exámenes mostraban una franca recuperación. Desde entonces Matilde nunca ha mostrado cuadros clínicos de hipertensión arterial con crisis agudas como las de tiempos anteriores y ha podido realizar el sueño de tantas mujeres en nuestra región: formar una familia unida y rica en descendencia. PERFORACION INTESTINAL POR ÁSCARIS febrero, 83 A Luis Tapuy e Isaura Papa les conocía desde hacía muchos años. Nunca olvido la vez que visité Pando Chicta y encontré a Isaura, en aquel entonces tendría unos 18 años, abandonada en un pequeño tambíto, fuera de la casa, en estado preagónico, con su anemia inten sa, una facies anquilostomiásica, llena de edemas y con una higiene 57
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