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nos dedicamos a la intrata tarea de aislar uno por uno los pequeños anquilostomas, lavarlos y guardarlos en una placa de Petri con suero fisiológico. Posteriormente los pasamos a un líqtndo tjador y en últi mo término, a un recipiente de vidrio con un líquido conservador. ¡ Aquel recipiente conserva, casi con toda seguridad, los cien anquilostomas que han causado la parasitosis intestinal por uncinarias más precoz que se haya descrito en Ifi literatura médica!. Pero, lo que permanecía en absoluta oscuridad era el camino de entrada de estos parásitos. Ante mi insistencia en el interrogatorio, Josefina aseguraba que su hijo pasaba de la cuna al seno y del seno a la cuna y jamás había establecido contacto con el suelo. El niño recibió a los pocos días una segunda dosis de antiparasitario y comenzó un tratamiento poliviwrnínico, rico en hie rro. Su mejoría se inició inmediatamente y el cambio de color de sus conjuntivas e, incluso, de la piel se hizo palpable desde los primeros días. -Doctor, me decía la mamá a los pocos días, mis vecinas dicen que yo le he tenido que pasar los parásitos a través de la leche (le mi seno. -No, mujer, ttis vecinas sabrán de muchas cosas, pero de este tema son unas ignorantes. Tu leche es perfecta y no contiene parási tos. Pero, yo sigo preocupado por el misterio de cómo se ha podido infectar. Me gustaría que me explicaras cómo pasas el día. Me figuro que lavarás la ropa y los pañales del niño. ¿Dónde lo haces? - Yo lavo en el río, desde una pequeña balsa que hay al pie de mi casa. - ¿Dónde está tu niño cuando lavas?. - Casi siempre lo tengo durmiendo; algunas veces lo llevo con migo y lo dejo a sus hermanos que me lo cuiden, pero yo siempre lo vigilo. Ya sabe cómo son esos huambras. - Los chicos ¿juegan con Kadir!. - Claro, le toman en brazos, lo pasan de uno a otro y, a veces, le hacen pararse sobre el stielo, pero, el pobre, no se puede sostener aún. - Naturalmente el suelo, junto a la balsa, es de tierra, húmeda, con lodo, lleno de todo, hasta de algunas porquerías que harán tus hijos por los alrededores. - Pues, sí, doctor, así mismo son. Y de esta manera tan sencilla pude reconstruir la vía de entrada de las larvas de anquilostomas en el organismo de Kadir. El terreno próximo a la balsa está abonado por tantas cosas, también por heces de los hijos de Josefina. Todos ellos llevan en su vientre una colección rica de parásitos intestinales. Los huevos de anquilostomas maduran 55
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