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Quedó muy hen. Incluso ntfltUVO la nota de un lóbulo discreta mente más corto que el opuesto, pero, al parecer, este detalle nunca le preocupó. UNA PARASITOSIS EX’I’REMADAMENTE PRECOZ julio, 1982 El niño Kadir Legarda había nacido el 9 de abril de 1982. Tenía, por tanto, el 27 de julío, menos de cuatro meses. Hasta la fecha no existían problemas de salud importantes y su desarrollo se había mos trado normal. El 27 de julio se presentó en el hospital en brazos de su madre: ella estaba muy preocupada porque las deposiciones del niño apare cían negras como el carbón. No se quejaba de nada y mamaba nor malmente. Pero desde hacía tres días el color de sus heces no era normal. También llamaba la atención una discreta palidez que antes no se apreciaba. Las hermanas que estaban atendiendo en el hospital realizaron un examen coproparasitario, sin resultados especiales. Yo llegué al hospital el día 29 e inmediatamente me informaron de los problemas del niño de Josefina Vega. Esta se presentó al día siguiente en la consulta y se veía su gran preocupación. -Doctor, no se qué le pasa a mi hijo: sus deposiciones no son normales: parecen brea. ¡Está cada día más pálido! -Ya se que las hermanitas le hicieron un examen de heces, pero, vamos a repetirlo, por si acaso. Mañana me traes una muestra. La verdad es que yo pensaba en una malformación congénita del niño, como un pequeño tumor intestinal, que había comenzado a sangrar. El examen de las heces mostraba una gran cantídad de huevos de anquilostomas. No podía creerlo. El niño no caminaba.j,Cómo era posible que las larvas de estos pequeños gusanos hubieran penetrado a través de la piel de sus pequeños pies? Hasta la fecha no se conocía otra vía de infestación de estos parásitos intestinales. Le dimos a tomar 2 cm de tina suspensión de Pamoato de Pirantel, uno de los antiparasitarios activos para anquilostomas. Le pedimos que nos trajera el pañal con las heces del niño, para comprobar su contenido en parásitos. A la mañana siguiente Josefina nos traía un verdadero ¡regalo!: en el pañal, en medio de tina déposición blanda, cientos de pequeños gusanos blanquecinos pululaban llenos de vida. La hna. Imelda y yo 54

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