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Iat)ios superior e interior izquierdos. No quedaba mas que una peque ña porción del maxilar superior izquierdo y faltaba la rama horizontal de la mandíbula inferior izquierda. Por el contrario, la parte orbitaria izquierda se conservaba bien, igual que la frente. Ninguna lesión en cuero cabelludo. Al parecer la base del crúneo y el cerebro habían sido respetados por el arma y la lucidez del paciente era total. Una radio grafía de la cabeza mostraba abundantes municiones en el irea lesio nada; ninguno en el interior del crtíneo. -Por lavor, cuénteine It) LfllC ha 1)HSadO, le roiué al teniente. —Doctor, ha sido un accidente estúpido. Esta mañana hemos ate— nizado junto a la casa del Sr. Bifarini para interrogarle sobre toda esta historia de guerrilleros y le hemos presionado uii P°° 1)e pronto él entró en su cuarto y cerró la ptierw. Un instante después se oyó un disparo. Cuando entramos estaba en el suelo, en medio de un charco de sangre. Le hemos traído en seguida. El teniente se le veía muy preocupado. -Vcrú. Quino ve él esti mu’’ mal, aunque consciente. Este acci— ciente debe ser tratado en un centro especialitado y urgentemente. Tienen que trasladarlo inmediatamen te a Quito. —Doctor, él es un ciudadano civil y este asunto no nos concierne a nosotros. El traslado tendría que hacerlo la tamilia. Yo le escuchaba lleno de una profunda ira interior. -Sr, Teniente. Es cierto que el Sr. Bifariui es un civil. Peto el accidente ha surgido como tiiia reacción atite las presiones de un interrogatorio militar. Si él fallece todo el mundo pensará que la fuer za militar está en el centro de este talleciintento, y es el verdadero causante de su muerte. I)ehen hacer que el mismo helicóptero que le ha traído lo traslade ahora mismo hacia Pasta;a y Quito. Los dos militares mc miraban asustados y creo que comprendían el motivo (le Í enojo. —Vamos a ponernos en contacto) inmediato con Tiputitii. En rea lidad, las autoridades están ya bajando desde allí para hacerse cargo del asunto. Espérenos tinos mintitos. Y ellos desaparecieroti. Nosotros continuamos la curación local y el tratamiento general. No podía hacer nada más. Media hora después los jefes del Comando estaban en el hospi tal y aceptaron trasladar al paciente hacia Pastaza y Quito inmediata mente. Pero el piloto se negó en redondo si yo no acompañaha al herido. No quería asumir la responsabilidad de lo que ¡ira durante el viaje. Tuve que acceder. Mientras yo iba rápidamente a mi casa y recogía en un pequeño bolso las cuatro cosas elementales para este viaje improvisado, las 51

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