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Se cerró y se mantuvo una hidratación adecuada en el postoperatorio Yo regresé al día siguiente al Oriente, cansado y feliz, no sólo por un diagnóstico acertado, sino porque habíamos podido ayudar a un paciente que acudió al hospital en demanda de auxilio. NUNCA SEGUNDAS PARTES FUERoN BtJENAS septiembre, 19$t) La primera vez que visitó el hospital fue en abril del 7$. Se lla maba Alicia Ortiz Ortiz. tenía 19 años y era bien negrita. Desde Co ca, donde vivía, alejada de su tarnlia y realizando lo primeros pinitos de una vida independiente, había viajado a Nuevo Rocafuerte para que le ayudáramos en el nacimiento de su primer hijo. No parecía que íbamos a tener problemas y el parto se inició con toda normalidad. Era el 14 del mes: las 3,3t) de la tarde. Los dolores erati firmes; la dilatación del cuello escasa. A lo largo de todo el día 15 el trabajo de parto continuó sin descanso: el niño apenas bajó y la dilatación del cuello solamente avanzó un 1 cm. A la mañana del día 16 estábamos muy preocupados. Existía ciertamente algún obstáculo para que el proceso de descenso del niño y dilatación del cuello uterino se realiza rau con normalidad. A las 1(1 de la mañana entrábamos en quirótino y la cesárea qJ.ie se realizó con anestesia raquídea, siguió los pasos normales. A las 12 del mediodía teníamos entre las manos un hernioso varón de más de 8 libras, merenito como su mamá. En el curso de la cesárea comentamos más de una vez la facili dad del proceso quirúrgico y la retracción perfecta de aquel útero, después de la extracción del niño. Cesáreas corno ésta podían repetir- se con facilidad. Claro que a la joven mamá, cuando pasaron los primeros días del postoperatorio, le pedimos que se comportara bien y que no volviera a crearnos t)reblefllas COfli) el actual, antes que estabilizara una verdadera familia y hubiera dado a su útero un reposo suficiente para su total recuperación. Con sonrisas y caras de circuns tancias la despedimos el día 26 de abríl camino de su casa de Coca. El día 27 de septiembre del $0 la teníamos de nuevo entre noso tros y por el mismo motivo: quería que le ayudáramos en su segundo niño. Nos miraba con mirada lánguida, se acordaba de la despedida anterior, pero, de todos modos, ya estaba aquí y ¿quién le iba a recha zar?. Al parecer le faltaba casi un mes para cumplir sus fechas, pero tenía dolores intermitentes. El abdomen era especialmente flácido y el 46
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