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-Doctor, le traigo a Pablo porque desde ayer no puede orinar y está sangrando por el pene. —jQué ha pasado, le pregunté? — Mi hijo se estaba bañando en el río, frente a la casa y estando así SC PUSO a orinar. En ese momento Sinfló un fuerte dolor y aho que le entraba dentro, Con la mano se lo sacó: era un pequeño cancro. Le duefe mucho, siente como si algo le mordíera dentro, le sale un poco de sangre y, cuando intenta orinar, el dolor es tan grande que le es imposible hacerlo. Pues no era todo fantasía, lo que la gente contaba, pensé. - Veamos. Examiné al muchacho y, efectivamente, el meato urina rio estaba como erosionado y con sangre. La vejiga se le palpaba repleta sobre el pühis. Había que solucionar de inmediato el pro blema de su retención urinaria y, después, veríamos qué se podía hacer. Sondamos la vejiga sin problemas mayores y sometimos al muchacho a antíbioterapia, analgésicos y reposo. Repetimos el sondaje por la tarde y a la mañana siguiente. Después logró orinar de forma espontúnea y salió del hospital con un pequeño trata miento. El problema se había solucionado, pensaba, pero ¿qué hubiera pasado si el pequeño pececillo se hubiera permitido un atrevimien to mayor y penetrado del todo en la uretra’?. ¿Cómo le hubiéra mos sacado?. ¡Una cirugía de uretra es un abordaje quirúrgico lleno de sorpresas y con 1111 postoperatorio incierto y complejo! 2. El día 7 de octtihre de 1979, es decir, al día siguiente de la visita de Pablo Mamallacta, llegaba al hospital, entre llantos y angustia, Mamá Leonor Lanza, anciana de 69 años y vecina del hospital. Su llegada respiraba urgencia y ansiedad y le acompañaba su hijo José. - ¿Qué ocurre, mamú Leonor? — I)octor, me respondió el hijo, mi mamú estú con un dolor inten so en la vagina y está sangrando. Un cancro grande le ha entrado cuando lavaba en el río. [la podido sacarlo, pero el dolor no lo puede soportar. Vea cómo era el cancro que le hirió. En un peque ño frasco de cristal traía un pez alargado de 12 cm, delgado y medio enroscado como una culebra, de 1 cm de grosor y una ca beza pequeña. Su boca era redondeada, con finos dientes en for ma de corona. La piel era enormemente filante, escurridiza. Le dimos un fuerte calmante y un sedante para cortar el circulo de angustia que envolvía a la anciana mujer. Le llevamos al quirófano para realizar una exploración y ver hasta qué punto el traumatismo 39

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