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unas muestras de sangre para el laboratorio. La velocidad de sedimentación era de 100 mm la primera hora y la leucocitosis de 20.000/mm3. No cabía la menor duda de que nos encontrábamos ante un cuadro bacteriano agudo. No existía en piel la menor señal de alteración, ni había cuadros respiratorios, renales o digestivos que sugiriesen una etiología. En cualquier caso iniciamos una antibioterapia intensa y espera mos. Al día siguiente, a nivel de escápula izquierda, en su borde inferior, la piel estaba tensa y parecía que existía una colección líqui da. Una punción permitió localizar una bolsa de pus amarillo verdoso. Cuando realizamos posteriormente un drenaje quirúrgico en la región pudimos confirmar la existencia de un enorme absceso, que ocupaba la zona entre escápula y parrilla costal y que se extendía por el área subaxilar izquierda hasta tos bordes laterales del tórax anterior iz quierdo. La fase de recuperación fue lenta pero firme y a los pocos días el paciente se encontraba afebril, sin pus en la cavidad drenada, con una movilidad torácica aceptable y con molestias en zona distal de mano izquierda que, con el tiempo, mostraría procesos de atrofia mus cular, como consecuencia del problema çompresivo a nivel axilar y torácico izquierdos. Cuando el paciente se encontró mejor dialogamos con tranquili dad sobre lo que en realidad le había pasado. Inocencio Macanilla tiene la suficiente sinceridad para confíarse en sus manifestaciones, -Yo me puse enfermo de forma brusca, al día siguiente de una minga que realizamos en la comuna. En ella tuve pzpblemas con Man glía, un conocido yachac, que por aquel entonces vivía en la comuni dad. Cuando le pedí que fuera puntual y asistiera a las mingas como el resto de la comunidad se disgustó mucho y me dijo que me había de brujear. Cuando al día siguiente, de forma brusca, sentí un fuerte dolor en el pecho izquierdo y después malestar general y fiebre, realmente pensé que el Manglia me había hecho el mal que me anuhció. -Todos nos asustamos y fuimos a visitar a Martín Andi, que es un buen yachac de nuestra comunidad. El me examinó como hacen nuestros curanderos. Antes tomó ayahuasca y, después de intentar curarme, me dijo que no podía: él veía que el Manglia me había metido «dos cachos de venado cruzados en el pecho» y que por eso estaba tan mal; que él no podía sacarlos. -Entonces, viéndome tan mal, dijeron que mejor me traían al hospital, a ver que decía el doctor. -Como ves todos los datos dicen que has tenido una infección importante y que con el tratamiento adecuado has podido curarte. 29
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