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que sentían. Cuando tocaron, la sensación experimentada era total mente extraña: la piel «crujía’> bajo sus dedos. Efectivamente, era como si todo el tejido cutáneo de Delicia se hubiera llenado de burbu jas de aire y estuviera a punto de estallar: cara, cuello tórax, abdomen y extremidades superiores habían casi duplicado su volumen y real mente parecía un pecueño monstruo. -Lo que le ha pasado es muy sencillo, les conté. Con el esfuerzo de la tos se ha roto una pequeñísima zona respiratoria y, desde allí, el aire se ha escapado hacia la piel. Con los movimientos respiratorios ha comenzado a inflar su propio cuerpo. Casi no podían creerlo. Para mi el diagnóstico fue fácil, porque, como pasa casi siempre, había tenido ocasión de ver más de un caso de «enfisema subcutáneo», de origen traumático, en accidentes de carretera, en mis años de formación. Tratamos su cuadro respiratorio; hicimos disminuir su tos y, poco a poco, esa pequeña vía de escape de aire se cerró de forma espontánea y el aire se reabsorbió. Una semana después Delicia había adquirido sus dimensiones normales y, con su cuerpo de niña adoles cente, volvía feliz a Coca, al seno de su familia. ¡UNOS TRATAMIENTOS ABSURDOS! septiembre, 1976 Nuevo Rocafuerte posee una población multicolor. Gente senci lla, mestiza, la mayoría radicada en la región desde generaciones. También existen en la población algunas personas que pertenecieron a la casta de pequeños hacendados, venidos a menos y que hoy arrastran la nostalgia de su vida anterior y un cúmulo increíble de sabias igno rancias. El día 26 de septiembre me trajeron al hospital un niño de 6 años. Era evidente que se encontraba muy mal. Le acompañaba su padre, quien deseaba que lo hospitalizara, porque, al parecer, sus tera péuticas no habían dado todo el resultado apetecido. -Doctor, le traigo a Linder, que tiene problemas en su vientre. Desde hace dos días se queja de dolor. Vomitaba y no defecaba. Como yo tengo bastante experiencia en estos asuntos le he puesto dos lavados por el recto. En realidad, no se ha aliviado y el vientre se le ha dilatado. Desde esta mañana está como adormilado y de vez en cuan do vomita. He comenzado a preocuparme y quisiera que Ud. le viera. Linder estaba realmente en una etapa terminal. Le colocamos en una cama d la sala de niños. Le instalamos un suero y comenzamos a 24
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