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consecuencia de los procesos de compresión neurológica a nivel axilar traumatizado. Oswaldo Yata se curó definitivamente. Permaneció entre noso tros 68 días. En el curso de los años sucesivos hubo necesidad de extraer algunas d las municiones que le creaban pequeñas molestias. Hoy es un experto motorista y maneja durante largas horas los moto res fuera borda, con la mano que lleva, en su propia morfología, el recuerdo de su grave accidente durante su regreso del río Cocaya. UNA FALSA ENFERMEDAD RENAL julio, 1976 El 2$ de junio, durante nuestra conversación diaria por radio, desde Coca, me hacían una consulta. Una niña de 14 años, hija de una señora a quien conocía bien, se encontraba , al parecer, muy enferma. Le habían llevado al hospital de la población y le habían diagnostica do una grave enfermedad renal. Delicia Salazar estaba hinchada en to do su cuerpo. Les habían aconsejado que la trasladaran a Quito y que rían saber sí yo podría tratar su enfermedad. La verdad es que realizar un diagnóstico por radio es muy difícil y, en cualquier caso, muy arriesgado. Les dije que me era imposible decidir sin verla y que, a lo más, si se decidían a traerla por aquí, podría ver qué se podía hacer. La bajaron en deslizador al día siguiente y llegó al anochecer. Efectivamente estaba realmente hinchada y la primera impresión era que podía tratarse de un edema renal. Pero, cuando fui a saludarle y con la mano izquierda tomaba su brazo, mientras con la otra le estre chaba la mano, el diagnóstico apareció con toda claridad. -Cuéntame, Delicia, que te ha pasado en estos últimos días. -Llevaba una semana con gripe y tos. Me dolía el vientre y tenía un poco de diarrea. Esta se me pasó pronto, pero no la tos. Era fuerte; vomité alguna vez con el esfuerzo y hasta en tina ocasión, expulsé alguna lombriz por la boca, mientras tosía. Desde hace cuatro días comencé a hincharme y cada vez más. Ahora me aprieta la piel por todas partes. -1No podías describir con más claridad el motivo de lo que ahora tienes!. Verás, Delicia, tu riñón está totalmente normal y, estoy completamente seguro de que, en pocos días, te pondrás completa mente bien. La niña se serenó. Llamé a las hermanas que trabajaban conmigo en aquel tiempo. Les pedí que tocaran el brazo y el tórax de la paciente y me dijeran lo 23

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