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detenía sus motores y nos aproximábamos a una pequeña caseta don de se eticelTahan las instalaciones del aeropuerto: ¡parecía increíble, pero era una realidad!. Me esperaban dos misioneras, a quienes conocía de haberlas visto en alguna ocasión en España. Nos abrazamos, pero f) sentía el sofoco de Un calor húmedo intenso y pegajoso, que casi no me permi tía respirar. Desde allí, en una pequeña embarcación metálica y un motor fuera borda, que aquí llamamos deslizador, nos presentamos en tres cuartos de hora en Nuevo Rocatierte. Minutos después estaba en el comedor de las hermanas, recibiendo los saludos de todos, envuelto en mil preguntas, con la mente en esa zona semíinconsciente, en la que percibes la maravilla del inicio de una etapa de tu vida, muchas veces soñada: traba jar corno sacerdote y médi co, entre gente que se en- cuentra alejada de todo y de todos, acompañados de otros en idéntica situación, faltos de tnuchas cosas y necesita dos de pocas, con esa alegría innata de los pueblos pobres. Nuevo Rocafuerte tenía al rededor de 40t) habitantes y está situado a orillas del Napo que. en este punto, so brepasa los 1 40() ni de an chura. Es la capital de un an tiguo cantón, llamado Agua— ríco, que hasta recientemen te ocupaba una gran parte de todo el nororiente ecuatoria no. Se sitúa muy cerca de la frontera con el Perú, como re sultado de un Protocolo de Río de Janeiro, que zanjó una disputa territorial, nunca de finitivamente resuelta. Desde Recafuerte has ta Coca, a 30() krn río arriba, la población, en su mayoría 1 f)