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El hospital que investiga 89 y le damos tres comprimidos de Fansidar. Probamos líquidos por boca y suprimimos la sonda vesical. La paciente está lúcida, pero sus respuestas son lentas; está “ador- milada”. Desde el día 8 trabajamos con una paciente colaboradora, aunque débil. Ya no nos preocupa el paludismo, que lo ha superado sin secuelas, sino su endometri- tis, que tardará algunos días en superarse. Necesitó un mes completo para encontra- se en condiciones de abandonar el hospi- tal y, aún en aquel momento, sus úlceras de decúbito en ambos talones requerían cuidados adicionales para su total resta- blecimiento.” (La aventura de curar, 73-75). das de un corticoide y antitérmicos, mientras comprobábamos que la función renal no se había alterado. A últimas horas de la tarde Erlinda comienza a sentir los estímulos. Su temperatura permanece alta. Y añadimos una antibioterapia amplia, pues existen signos de una infección obstétrica. A las 8 p.m. ya no hay dudas de que su cuadro comatoso está en regresión: está como des- pertando de un profundo sueño, pero lo hace con dificultad. La mañana del día 7 encuentra a Erlinda des- pierta, consciente. Interrumpimos la quinina hospitalizado y se realizaron exámenes de laboratorio. Una evaluación de los mismos nos decidió a interpretar el cuadro como una anquilostomiasis aguda complicada . Se le sometió a tratamiento; el estado general mejoró notablemente, aunque el cuadro res- piratorio no desapareció. Fue dado de alta a los 20 días con un tratamiento de apoyo. En septiembre del 81 recibimos por primera vez en nuestra consulta externa al enfermo ETC, de 45 años, indígena kichwa, procedente de Boca de Tiputini, a 30 km de Nuevo Roca- fuerte. Se encontraba enfermo desde junio pasado. Su estado general estaba afectado: tosía, primero con tos seca y, posteriormente, con expectoración amarilla abundante. Fue por caminos complejos a descubrir una pato- logía que no estaba descrita en nuestra Ama- zonía. Así describía el tema en el año 1994, en la publicación “ Crónicas incompletas… ” E l contacto con las Micosis pulmona- res surgió como consecuencia de un error de diagnóstico. Una vez más la preocupación por ayudar y acertar nos llevó Micosis pulmonares

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