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El hospital y los encuentros interculturales 59 personas concretas de la comunidad. Esas mismas personas con poder y sabiduría, los kichwas llaman “yachak” (el que sabe, el sabio), conocen, al mismo tiempo, formas de descubrir la naturaleza de estas fuerzas ocultas y las personas que han intervenido en su presencia para provocar el mal, po- seyendo unos más que otros, una sabiduría particular que permite arrancar de la perso- na enferma el mal introducido en ella. Por eso son, no solamente Sabios (yachak), sino también Poderosos (ushak). Nos encontra- mos dentro de un mundo mágico, lleno de fuerzas ocultas, incontrolables, que llevan el bien y el mal de un espacio a otro, movidos y manipulados por la sabiduría y el poder de unos pocos, que son de alguna manera causantes de la enfermedad y, en ocasiones, sanadores de la misma. Este centro de la concepción de la enferme- dad y de la salud, regido por el mundo de los sabios de la comunidad, está al mismo tiem- po, rodeado de importantes conocimientos experimentales, conocimientos profundos del poder sanador de plantas y terapias na- turales, adquiridos a través de una ciencia de trasmisión oral, comunicada de genera- ción a generación, muchas veces dentro de familias concretas, tras largos aprendizajes, llenos de ritos, tiempos de abstinencia y so- ledad, que dan una imagen misteriosa, “mí- tica”, a los “yachak” amazónicos. Por otra parte, en el mundo indígena del enfermar humano es fácil distinguir dos áreas suficientemente delimitadas, la que corresponde a las “enfermedades del cuer- po” y a las “enfermedades del alma”. Las del cuerpo son realmente, para el mundo indí- gena, alteraciones de la biología humana, La gente de la selva Arriba: mujeres kichwas en los inicios de Coca, aún con sus trajes típicos. De comuna en comuna Javier Aznárez atendien- do a los niños en una de las escuelas de la ribera.
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