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Curar en la selva herida 26 se hirió la cabeza. Sangró un poco y después se le infectó. Los moscos andaban encima y les picaban por todas partes. Comenzaron a andar, guiados por “sacha huarmi”. Andaban de día; comían algunas pepas y bebían del agua que se encuentra en algunas hojas… Los padres estaban desesperados. Toda la comunidad les buscaba en vano. No había señales de ellos. Cuando llevaban seis días ya no sabían qué hacer. Consultaron a Domingo Tapuy, gran yachak de la comunidad y él opinó que seguían vivos, pero no pudo localizarlos. Al séptimo día ba- jaron hasta Sinchichicta a consultar a Juan Grefa. El tomó sus brebajes y vio claro que ya los niños se encontraban de regreso en la casa. Los que habían bajado regresaron de inmediato. Pues sí, los niños habían apare- cido en la laguna de Yuturi y una canoa de turistas les había recogido. Estaban llenos de picaduras y con los pies como botas, pero se les veía vivos y orientados. -¿Qué pasó?, les preguntaban. -Hoy, de mañana, llovió duro y el viento llevaba el agua hacia allí. Yo sabía, decía el hermano mayor, que cuando sopla va hacia la laguna, así es que nos fuimos hacia allá. Llegamos y nos subimos a una pequeña quilla que había y Lino se cayó. Entonces vinieron y nos cogieron y después nos trajeron a casa. Javier sacó 128 gusanos blancos de la herida y no terminó. Curó la he- rida y a la mañana siguiente bajó con los dos hermanos a Nuevo Roca- fuerte. Durante varios días sacamos más gusanos, larvas de moscas que ponen sus huevos en la carne abierta. Y, poco a poco, la herida se limpió. Después comenzó un largo proceso de curación y de crecimiento de los tejidos subcutáneo y cutáneo hacia el centro. No realizamos ningún injerto. A los 12 días era trasladado al Edén para continuar sus curaciones. Des- pués de varios meses la cabeza se había cubierto de un débil cuero cabe- lludo y meses después la cabeza de Lino recordaba, con su gran cicatriz, que alguna aventura había pasado”. La aventura de curar en la selva amazónica, Amunárriz M, Cicame, 75-77. Gran contraste La belleza de la selva por momen- tos se ve opaca- da no solo con el petróleo o la madera, sino con la contaminación y la basura.

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