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Curar en la selva herida 150 TenaArchidona. Familias enteras se tras- ladaron hacia el Napo y descendieron por él, sin tener en cuenta los límites fronte- rizos existentes en cada época. Aún en la actualidad vemos parientes muy cercanos, pertenecientes a la misma familia que se reparten en los tramos finales del Napo ecuatoriano y la zona denominada alto Napo peruano. Todos ellos comparten el mismo género de vida, sus viviendas son idénticas, su modo de vida, sus chacras, sus actividades de caza y pesca se identi- fican. También las patologías que padecen indican la identidad del hábitat que com- parten. No es llamativo que, cuando llega un paciente a nuestro hospital, nos cueste a veces identificar si nos encontramos ante un enfermo peruano o ecuatoriano. alcanzar la bocana del río Lagarto, que se convertía en línea fronteriza, aguas arriba, camino del río Guepí y el río San Miguel. Desde el Aguarico, el Napo pasaba a ser río peruano y, en lo que fue Rocafuerte ecua- toriano, aparecía Pantoja como primera población peruana en su frontera con el Ecuador. Nuestro hospital ha sido, por es- tas situaciones fronterizas, un hospital de frontera, que acoge tanto a población ecua- toriana como a población peruana. Para comprender mejor la afluencia de pacientes peruanos a nuestro hospital hay que tener en cuenta algunos datos. La po- blación que habita el Napo es fundamen- talmente indígena kichwa, procedente, en los años finales del XIX, de la zona de Naturaleza im- ponente El Napo, desde Santa Teresita, en una tarde en la que se avecina una tormenta.
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