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Curar en la selva herida 140 do de visitar a cada familia y entregar cada semana las dosis correspondientes a cada uno de sus miembros. En febrero se puso en práctica este programa y, aunque hubo fallos en varias de sus etapas, su realización hizo que, en marzo, Javier diagnosticara menos de 25 casos y yo no viera más que 4.”(Cróni- cas incompletas, 57-59). iba a abordar con eficacia el problema. Escribí al Jefe regional de Malaria, ubicado en Puyo en aquella época, y le propuse un programa concreto. SNEM podía proporcionar la medica- ción; el personal de malaria, el Dr. Aznárez y el equipo del hospital asumirían el control del programa de tratamientos y un personal selec- cionado en cada comunidad sería el encarga- A ntes de este movimiento subterrá- neo que dio origen a los Promo- tores de salud, y que se inició con la llegada al Napo de José Luis Palacio y el Dr. Javier Aznárez, por los años 1984, yo llevaba visitando la comunidad de Puerto Quinche, situada a unos 45 Km. río arri- ba, todos los jueves por la tarde, desde el año 1977. Siempre me acompañaba una de las hermanas del hospital; pasaba durante unas cortas horas consulta a los miembros enfermos de la comunidad y, al atardecer, tomaba el deslizador para regresar a casa. Era mi contacto directo con las comuni- dades. Cuando el año 1984 Javier Aznárez se instaló en Puerto Quinche, la tarea asis- tencial directa en Puerto Quinche y en las demás comunidades del cantón Aguarico pasó a sus manos y yo me retiré de esta vi- sita semanal. Jueves en Puerto Quinche
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