BCCAP000000000000025ELEC

Curar en la selva herida 128 uno a otro y, a veces, le hacen pararse sobre el suelo, pero, el pobre, no se puede soste- ner aún. - Naturalmente el suelo, junto a la balsa, es de tierra húmeda, con lodo, lleno de todo, hasta de algunas porquerías que harán tus hijos por los alrededores. - Pues, sí, doctor, así mismo son. Y de esta manera tan sencilla pude recons- truir la vía de entrada de las larvas de an- quilostomas en el organismo de Kadir. El terreno próximo a la balsa está abonado por tantas cosas, también por las heces de los hijos de Josefina. Todos ellos llevan en su vientre una colección rica de parásitos intestinales. Los huevos de anquilostomas maduran rápidamente en ese medio hú- medo y pronto el suelo se llena de larvas, que mantienen la parasitosis intestinal de niños y adultos, repetidamente desparasi- tados en el hospital. Los primeros intentos de caminar del minúsculo Kadir fueron su- ficientes para que su intestino se llenara al poco tiempo de esos pequeños y, al mismo tiempo, terribles parásitos, que se alimen- tan únicamente de sangre del intestino del huésped y que, en ocasiones, como la pre- sente, llegan a provocar heridas intestina- les y pequeñas hemorragias, que ponen en peligro la vida de los habitantes de nuestra Amazonía. tratamiento polivitamínico, rico en hierro. Su mejoría se inició inmediatamente y el cambio de color de sus conjuntivas e, in- cluso, de la piel se hizo palpable desde los primeros días. - Doctor, me decía la mamá a los pocos días, mis vecinas dicen que yo le he tenido que pasar los parásitos a través de la leche de mi seno. - No, mujer, tus vecinas sabrán de muchas cosas, pero de este tema son unas igno- rantes. Tu leche es perfecta y no contiene parásitos. Pero, yo sigo preocupado por el misterio de cómo se ha podido infectar. Me gustaría que me explicaras cómo pasas el día. Me figuro que lavarás la ropa y los pa- ñales del niño. ¿Dónde lo haces? - Yo lavo en el río, desde una pequeña balsa que hay al pie de mi casa. - ¿Dónde está el niño cuando lavas? - Casi siempre lo tengo durmiendo; algunas veces lo llevo conmigo y lo dejo a sus her- manos que me lo cuiden, pero yo siempre lo vigilo. Ya sabe cómo son esos huambras. - Los chicos, ¿juegan con Kadir? - Claro, le toman en brazos, lo pasan de

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz