BCCAP000000000000025ELEC

beber demasiada chicha. El resto está com- pletamente normal. Yo voy con él. Por fin entrábamos en el avión y colocaban la camilla en la parte delantera del avión, por detrás de los pilotos. En Quito nos esperaba la ambulancia y, en pocos minutos, entrábamos en el Hospital Pablo Arturo Suarez. El médico de guardia de Urgencias nos recibiómuy atento y yo tra- té de explicarle con detalles de qué se trataba. Hospitalizaron al paciente y comenzaron los exámenes. Clínicamente no lo veían claro. Realizaron unas urografías descen- dentes y el líquido de contraste no se en- contraba con claridad en posiciones ex- traurinarias. Con todo, a las tres de la tarde decidieron realizar una laparotomía ex- ploratoria y me pidieron que asistiera a la intervención. Eran unos cirujanos jóvenes, pero se veía que dominaban las técnicas quirúrgicas. La laparotomía media amplia permitió ver todo el abdomen. Existía abundante líqui- do; las asas intestinales estaban algo dilata- das, pero bien oxigenadas. Palparon todos los órganos de forma sistemática y no veían nada definitivo. - Parece una pancreatitis, decía el primer cirujano. - Verá, doctor, le dije. Yo he estado en el comienzo del proceso y conozco lo que ocurrió inmediatamente antes del cuadro clínico. Desde ese punto de vista sólo hay una etiología del cuadro y es la ruptura de una vejiga repleta por movimiento brusco me lo pusiera en el deslizador. Otra per- sona me preparaba el combustible para el viaje a Coca. Media hora después, hacia las 9,30 de la mañana, salía con el paciente, acostado en medio de la pequeña embarca- ción, dormido con una inyección de mor- fina, camino de Coca. En san Vicente paré un momento para conversar con la familia y explicarles el viaje; gracias a Dios, com- prendieron y aprobaron. Seguí hacia Coca y aproximadamente a las 4,30 de la tarde llegué. Eusebio seguía tranquilo. Pasé al hospital y les pedí que me guarda- ran al paciente durante la noche; les expli- qué lo que había pasado y el diagnóstico de su cuadro clínico. Un médico rural de Guayaquil, muy decidido opinó: - Podemos operarlo aquí. - Verá doctor, no sabemos el lugar de la ruptura y podemos tener problemas qui- rúrgicos muy serios. Por este motivo deci- dí no operarlo en Rocafuerte. Seamos pru- dentes y dejemos que en Quito resuelvan el problema. A la mañana siguiente yo me movía como loco buscando la forma de evacuarlo en el vuelo de TAME. Tuve que esperar a que llegara el avión a Coca y hablar personal- mente con los pilotos. - Doctor, me decían, ¿Vd. nos asegura que no se trata de un caso contagioso? Es pro- blema grave para nosotros este tipo de pa- cientes. - No, estén tranquilos, es un caso quirúr- gico. El señor tiene reventada su vejiga por Un hospital frente a situaciones extremas 119

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz