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Curar en la selva herida 100 cos, biólogos e investigadores genetistas. Como puede comprobarse, el tema de Cha- gas tiene diversas vertientes y es un tema que por su importancia merece adentrase con profundidad en su conocimiento. Los resultados podrían darnos pautas de com- portamientos acertados para actuar frente a una patología cuyas consecuencias son difíciles de calibrar por el momento. visión de la importancia de los vectores de la enfermedad en nuestro Oriente. Por otra parte, el Centro de Investigaciones bioló- gicas de la Universidad Católica de Quito, bajo la dirección del Dr. Mario Grijalba, está muy interesado en determinar qué variante del T. cruzi infecta a nuestros contaminados de la región amazónica. En la actualidad, el tema de la Enfermedad de Chagas se ha convertido en un foco atractivo para médi- me abrió las puertas para técnicas concre- tas que me permitieran entrar en el ciclo biológico del Paragonimus . A partir de estos primeros pasos comencé a conocer profesionales, nacionales y extranjeros, que estaban interesados en patologías que también me interesaban a mí. Conversa- ciones que surgían espontáneamente den- tro de Congresos de Parasitología y Medi- cina Tropical iberoamericanos me fueron abriendo al mundo de la investigación y de la ciencia médica americana. Sabía que no podía realizar en solitario una investiga- ción válida y que era necesario compartir, evaluar y solicitar confirmaciones a quie- nes eran especialistas en las patologías que estaba interesado en conocer. Desde en- tonces me sentí obligado a participar en los congresos latinoamericanos de Medicina Tropical y Parasitología que se realizaban periódicamente en alguna de las capitales de los países latinoamericanos y presentar algunos trabajos que recogían mis búsque- das del momento. De igual manera, traté de D urante los primeros años de per- manencia en el Hospital viví casi una vida monacal. Trabajaba en solitario y apenas establecí contacto con especialistas que me pudieran orientar en mis búsquedas y aclararan mil interrogan- tes que surgían en mi mente. Es verdad que disponía de una información teórica muy aceptable, pues los meses pasados en Amberes, Bélgica, antes de mi llegada al Ecuador, me habían permitido realizar un amplio curso sobre Parasitología y Medici- na Tropical. Pero cuando se desciende del mundo teórico y accedes a la realidad con- creta muchas cosas aparecen como nue- vas y desconocidas. ¿Cómo dar los pasos concretos para iniciar una búsqueda que te lleve a resultados concretos, cómo navegar por el tortuoso río de la casuística concreta y, a veces, tan diversa? Mis primeros contactos con investigado- res ecuatorianos los hice en 1976 y fue el primero de ellos, Dr. José Rumbea, quien Informar y participar

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