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Tuvimos que ponemos en marcha con nuestros propios medios, apoyados en ese factor tan importante: el entusiasmo por conocer más y más. Una tarea en contacto con las comunidades indígenas En el mes de mayo del 90 llegaban a Nuevo Rocafuerte las Dras. Martha Ruíz, directora de laboratorios de la Universidad Central y la Dra. Martha Chico. Traían equipos básicos para la recogida y conservación en congelación de sueros que, posterior mente, serían estudiados en Quito. Había que informar a la población de lo que pretendíamos hacer y la conveniencia de esta investigación. Recuerdo que en la misa de la noche, al finalizar la eucaristía del sábado, expliqué en detalle qué pretendíamos y pedía a la población que colaborase. A la mañana siguiente un equipo recorría la población y Martha Chico y yo visitábamos la comunidad de Martinica con el mismo objeto. Por la tarde habíamos recogido 190 sueros y las visitan tes no salían de su asombro al ver el nivel tan alto de colabora ción. En el mes de julio planificamos una visita más detenida a las comunidades del Napo. Desde el 23 al 26 de julio pretendía mos visitar 18 comunidades que de antemano habían sido avisadas, a través de cartas detalladas a sus respectivos presiden tes, del día y hora en que llegaríamos y el motivo de nuestra visita. En esta ocasión los biólogos Angel Guevara, Juan Carlos Vieira y el tecnólogo médico Edmundo Araujo me acompañarían en el recorrido. El encargado de salud de la federación indígena FCUNAE, el Sr. Mauricio Narváez, había sido informado y pensaba tomar parte activa en el tramo alto del recorrido. Fueron $4