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examinar en el microscopio óptico, aparecieron, a bajo aumento, numerosos protoescólices con sus cuatro ventosas y la corona de ganchos. Algunos de ellos estaban esparcidos en la placa, fuera de los protoescólices a los que habían pertenecido. La comparación de esos ganchos con un cuchillo con mango y hoja me pareció acertada. Tenía que medir la longitud total del gancho y después determinar la largura del mango y de la hoja. Lo cálculos posteriores para ver las medidas medias entre los dos tipos de ganchos, grandes y pequeños, y la proporción entre mango y hoja que existen en los mismos era una tarea simple. Disponía de la regleta microscópica que permite esta medición en mi microscopio y, por la tarde de ese mismo día, ya había llegado a una clara conclusión. Los ganchos del Echinococcus que parasitaba ese hígado eran de la forma y tamaño del E. vogeli. Me encontraba con el primer caso de infestación natural de un mamífero selvático por este parásito en nuestra amazonia y éste mamífero era el que en Colombia había sido establecido como el huésped intermediario natural más importante de esta pafasitosís. El día 6 de febrero enviaba material fonnolizado al Dr. D’Alessandro. El 31 de marzo recibía la confirmación de mis hallazgos y me daba algunos consejos sobre los animales más adecuados para la obtención de adultos a través de una infes tación programada en el laboratorio con el material obtenido. Las ratas blancas que había intentado parasitar con la forma larvaria no eran, en realidad, animales adecuados para esta paXasitación por vía oral. Esta primera experiencia, que me pareció interesante, la presenté en el IX Congreso Latinoamericano de Parasitología, en noviembre del 89, en Caracas. Varios años después obtenía el segundo hígado de guanta infectado por. una hidatidosis poliquística, el 18 de agosto del 90, y los exámenes realizados confirmaron la infestación por E. 69
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