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que morfológicamente correspondía al descrito por Rausch como E. vogeti. La historia clínica de los pacientes operados permitió determinar la procedencia rural de los pacientes, que poseían en sus casas penos de caza, actividad muy frecuente entre ellos. Una investigación más intensa determinó que quistes semejantes a los de los pacientes se veían con frecuencia en hígado de guantas, Cunicutus paca, apreciado roedor por su esquisita carne y que, cuando se lo cazaba, las vísceras eran entregadas en el mismo lugar de la cacería a los perros como alimento. Cuando se examinaron las heces de los perros de aquellos pacientes se encontraron Echinococcus vogeti adultos en su contenido intesti nal. Quedaba por comprobar la forma en que las huahuas o guantas se habían infectado, y se supuso que estos animales comen, entre otros alimentos, excrementos encontrados en las selva de mamíferos como el Speothos venaticus, el perro selvático encontrado en el Ecuador, en cuyo intestino vive el Echinococcus adulto. En los años siguientes el equipo del Dr. D’Alessandro pudo determinar técnicas de diagnóstico diferencial entre las especies de Echinococcus oligarthrus y E. vogeti, cuya fase larvaña muestra una imagen poliquística idéntica, a través de un examen detallado de los ganchos existentes en los protoescólices hallados en sus vesículas prolíferas. Estos ofrecen formas y tamaños diferentes y constantes, que permiten la identificación taxonómi ca de ambas especies, sin necesidad de obtener y examinar ejemplares adultos. Sería fascinante, pensaba, mientras seguía la magistral expo sición del Dr. D’Alessandro, en las VI Jornada Nacional de Medicina Tropical de Atacames, Esmeraldas, en marzo del 82, volver a confirmar todo este ciclo biológico en el Ecuador. Y este tema permaneció como un interrogante en mis actividades hospitalarias y de campo. 67

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