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padre Juan Marcos Mercier, un equipo de Teresianas, que abarcaban en su actividad también el área de salud, me hicieron conocer una nueva medicación para leishmaniasis que ellos empleaban, al parecer con buenos resultados. Se trataba del Larnpit, nifurtimox, producto fabricado por la casa Bayer para la enfermedad de Chagas. Este mismo equipo me proporcionó unas dosis para mi experiencia hospitalaria. Entre los años 81 y 83 escogimos 19 casos para esta experiencia terapéutica, aplicada tañto en los casos de LC como LMC. Fuera de los 5 casos de LC en régimen ambulatorio, en que el tratamiento fracasó, en el resto obtuvimos un 93,3 % de éxitos. Posteriormente hemos mantenido esta tarapia en bastantes casos, especialmente en aquellos en que la cronicidad era muy llamativa, con buenos resultados. Tuvimos que realizar repetidas gestiones ante la casa Bayer de Quito, con muy pobres resultados, como si una experiencia como ésta no tuviera especial interés. Posteriormente, en el año 86, a través del Dr. Ismael San Román, hermano de una de las misíonems Teresianas del alto Napo peruano, pudimos contactar con la Casa Bayer de Suiza y llegó a nuestras manos una cantidad muy, considerable de esta medicación. Aún, en la actualidad, díspongo de este tratamiento, que sigue siendo uno de los pilares terapéuticos de la leishmaniasis. En algunos de los casos la resistencia a una terapia intensiva con los medicamentos clásicos ha resultado especialmente tenaz. Así me ocurrió en el caso de LCP, con una lesión de LMC, de larga data y que no se curó con tres tratamientos sucesivos de Glucantirue. En ese caso empleamos como segunda terapia, terapia de apoyo, el Atopurinot y Ja misma se mantuvo durante meses, después de la curación clínica. Hoy día, cuando han pasado más de 10 años de su curación, ésta se mantiene. El Alopurinol lo considero como una buena medicación en las leishmaniasis, aunque nunca la he empleado como único trata miento. En pocas ocasiones he empleado el Metronidnol, como 47