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y siempre encontré sus quebradas parasitadas. En todas estas búsquedas reiterativas la metacercaria de Parago!zimus era siempre la misma y se identificaba con la descrita como P. mexicanus y, posteriormente en Perú, corno P. peruvianus. Una metacercaria sensiblemente idéntica había sido descrita el año 79 en el Ecuador corno P. ecuadoriensis. La confrontación de la literatura sobre sistemática de Paragonimiasis en América Latina había tocado en repetidas ocasiones este tema concreto de identi ficación de especies y parecía concluyente que nos encontrá bamos con una idéntica realidad taxonómica, mantenida como diferenciada por investigadores nacionales del Perú y Ecuador, con más fuerza emotiva que científica. En febrero del 86, de acuerdo a mis trabajos de campo de la época, visité una peqtieña quebrada muy cerca del Hospital, detrás de las viviendas de la población de Nuevo Rocafuerte. Cuando regresé al hospital con numerosos ejemplares de Ztl chtopsts ecuadoriensis para su disección y estudio, encontré, en el hepatopáncreas de numerosos ejemplares, una pequeña metacercaria, ésta encapsulada, con todas las características morfológicas del género Paragonimtts y que no correspondía a ninguna de las descritas hasta el momento en América. Para que el hallazgo fuera más definido, en un solo cangrejo existía, al mismo tiempo, un ejemplar de la metacercaria de P. mexicanus y, tras unas sencillas manipulaciones en el microscopio, pude fotografiarlas juntas. Se veían con claridad las similitudes y discrepancias entre ellas. Este mismo hallazgo se repitió numerosas veces que visité la misma quebrada y en todas ellas encontré una densidad de parasitación por esta metacercaria, que llegaba, en la media de las visitas, a un 44 ¾. Realicé muchos dibujos y compare la totalidad de las publicaciones que poseía y que recogían prácticamente todos Tos estudios editados en América sobre Paragonimiasis. Creía sinceramente que me encontraba ante una nueva especie de Paragonimus, pero desco 37