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Paragonimus mexicanus. La contestación del Dr. Smalley, del 2 de febrero, era muy determinante: el hallazgo es muy interesante, decía, porque hasta el presente todos los reportes de parasitación del segundo huésped en el hemisferio occidental dan a la familia Pseudothetphu.sidae como específico para Paragonimus. Nos encontrábamos, por tanto, con una nueva familia de crustáceos que intervienen en el ciclo biológico de la Paragoní miasis, con carácter, al parecer, de gran especificidad dentro del mismo género, porque en las mismas quebradas nunca encon traba parasitados por estas metacercarias a Trichodactylus rnaitai, de la misma familia y que convive con Zilchiopsis ecuadoriensis. Me maravillaba de estas facetas peregrinas del microhabitat en la vida concreta de los seres vivos. Las metacercarias halladas en nuestra amazonia Todo este tiempo, cuando se ofrecía una oportunidad, visitaba quebradas; algunas cercanas a Nuevo Rocafuerte y otras, mucho más alejadas, en el interior de nuestra inmensa selva tropical. En unas, el porcentaje de parasitación era muy alto; en otras, discreto y, en algunas, ninguno de los crustáceos que vivían en la quebrada se parasitaba. En alguna de las ocasiones busqué con minuciosidad los pequeños caracoles Aroapyrgus cotombiensis, sin encontralos y pensé que la ausencia del primer huésped podría ser una explicación plausible de la interrupción del ciclo biológico en el lugar. En uno mis viajes al Yasuní, en visita a la etnia huaorani, en la lejana zona del afluente Ahuemu ro, buscamos, con alguno de sus miembros, crustáceos en quebradas vecinas y encontramos algunos ejemplares de la familia Pseudothetphusidtie, pero tampoco estaban parasitados. Visité también quebradas cercanas a algunos de los pacientes que habían sido tratados en el Hospital de Paragonimiasis pulmonar, 36

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