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permanecía como información teórica, extraída de los libros de texto. Tenía un interé especial en adentrarme en el conoci miento del parásito y de su ciclo biológico, que se consideraba verdaderamente complejo. Algunas de las ideas centrales del mismo se definían con suficiente claridad. Sabía que el parásito tiene una afinidad especial por el tejido pulmonar de algunos mamíferos, donde permanece durante un largo período de vida, encerrado en pequeños quistes fibrosos, que el mismo huésped ha formado a su alrededor, como mecanismo de defensa ante la agresión de este ser extraño. Con frecuencia vive en parejas y quizás su proximidad les permite una fecundación cruzada, aunque el parásito, que es bisexual, puede realizar una autofecundación. El producto de sus excreciones continuas, mezclado con los restos de moco y sangre del huésped, es eliminado continuamente al exterior, tanto por vía respiratoria como digestiva. Los innumera bles huevos, si caen en quebradas de agua dulce, son capaces de germinar en pocas semanas y la diminuta larva, llena de pequeños cilios, rniracidiurn, penetra, como condición absoluta de supervivencia, en pequeños caracoles acuáticós, donde inicia un desarrollo sumamente peculiar: primero en forma de saco informe, lleno de pequeñas masas célulares indeteiminadas, espo rocisto, que posteriormente adquirirán estructuras tisulares primi tivas, mientras el saco informe comienza a formar una diferen ciación oral elemental, redia. Cuando estas estructuras han llegado a madurar, el saco se rompe y aparecen pequeños pará sitos infantiles, con su pequeño estilete anterior y una diminuta cola redondeada, que reciben el nombre de cercana. La etapa intramolusco ha llegado a su fin. Si el parásito quiere continuar su ciclo vital tendrá que salir del molusco y buscar, en el interior de la quebrada, su segundo huésped intermediario, que es un crustáceo, con ciertas características especiales, donde continuará su etapa de crecimiento. Dentro de 25

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