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laboratorio y se realizaron varias radiografías de pulmón. En los primeros días se trató la complicación bacteriana que comportaba aquel cuadro y se realizó una toracocentesis con evacuación de 700 cc de un pus verdoso y denso. El pulmón derecho estaba completamente colapsado, atelectásico, y se inició un largo recorrido hacia la curación. ¿ Quién me proporcionará un tratamiento eficaz? Mis ideas sobre terapéutica de la Paragonimiasis eran muy vagas. Consulté mi escasa biblioteca y recordé un trabajo que había leído en la revista Médico Ecuatoriano, de Guayaquil, de septiembre del 71, donde aparecía un trabajo del Dr. Oswaldo Barrera, titulado Sobre un caso de eosinofluia tropical por Paragonimus. En él citaba al Dr. Juan Montalbán Cornejo, Presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Medicina Tropical y Director del Insttuto de Investigaciones Médicas de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Guayaquil, quien realizaba investigaciones sobre terapéutica de la Paragonímiasis con un producto japonés denominado Bíthionol sulféxido. El había proporcionado una dosis completa para el paciente del Dr. Barrera. Después de largos meses, mientras el joven paciente se recuperaba de sus complicaciones pleurales y atelectásicas, planeamos el viaje de una de las Hermanas del Hospital a Guayaquil, con una muestra del esputo del paciente en formol al 10 % y una carta en la que explicaba al Dr. Montalván el descu brimiento del primer caso de Paragonimiasis en la zona y la necesidad de un tratamiento para este paciente. Con amabilidad el Dr. Montalván me envió la dosis suficiente para un tratamien to completo y las pautas del mismo. Los tratamientos anteriores a base de Emetina y Cloroquina, que nosotros ensayamos por 18

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